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Nuestra Señora de Coromoto

Gracias a la incansable labor de investigación del Hermano Nectario María, de la Congregación de San Juan Bautista La Salle , conocemos la historia de las Apariciones de la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela.

El 8 de diciembre de 1924, el Hermano Nectario nos da a conocer la maravillosa historia de Nuestra Señora de Coromoto exponiéndonos de manera amena e interesante, el trabajo que había realizado en los Archivos de Caracas y de los pueblos del Estado Portuguesa, en especial los de la Diócesis  de Guanare.

A continuación, una síntesis de lo que nos cuenta el Hermano Nectario María.

El cacique de la tribu de los Cospes, acompañado de su mujer, iba a trabajar en su parcela y al atravesar un riachuelo les sale al paso una hermosa dama caminando serenamente sobre las aguas, sosteniendo en sus brazos a un precioso niño.

La bella dama le dice:
“Anda al sitio donde viven los blancos para recibir el agua bautismal sobre la cabeza y así ir al cielo”.
El cacique habla con el propietario de la parcela, Juan Sánchez y le explica que se le había aparecido una bella mujer y que le había invitado a bautizarse.

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Sorprendido, Juan Sánchez le promete que lo llevará a él y a los demás de su tribu a la ciudad para tal fin y emprende la marcha con ellos hacia la ribera del rio Guanare.
Las autoridades de la región determinan que deben quedarse para enseñarles la doctrina cristiana.

En un principio el cacique recibe con gusto las primeras lecciones del catecismo y días después comienza a añorar sus tierras y su libertad entre las montañas por lo que decide regresarse.

El 8 de Septiembre de 1652, se prepara un acto religioso para celebrar el nacimiento de la madre del cielo y mientras todos participan en el acto, él enojado se retira a su bohío. Estando ahí se le aparece en la puerta de entrada la bella dama, irradiando rayos de luz semejantes al sol.

El cacique le grita:

-¿Por qué me persigues? Ya te puedes ir a tu casa, por ti dejé mi comarca y he venido aquí solamente a pasar trabajo.

Estas palabras irrespetuosas mortificaron en gran manera a la mujer del cacique la cual reprendió a su marido diciéndole:

“No le hables así a la bella dama, ni tengas tan mal corazón”.

El cacique montado en cólera, toma su lanza y amenaza a la bella dama diciéndole:

¡Con matarte me dejarás!

En este preciso instante la Señora entra sonriente y serena en la choza o bohío y se acerca al cacique, quien ante el imperio de tanta majestad y belleza de la Virgen Santísima soltó el arma lanzándose sobre la soberana Señora y agarrándola por el brazo quiso echarla fuera, pero la soberana Señora desapareció repentinamente.

Su hermana Isabel y un hijo de ella de 12 años sintieron profunda pena por la conducta del Cacique.

El Cacique, mudo de terror permaneció largo rato inmóvil con los brazos extendidos y entrelazados, en la misma posición  en que quedaron cuando hizo ademán de echar fuera del bohío a la bella Dama. Tenía  una mano abierta y la otra cerrada.

¿Qué había pasado?

Al desaparecer la Virgen María, por un prodigio singular, dejó dentro de su mano cerrada una pequeña imagen. Al abrir el cacique la mano, la pequeña imagen estaba despidiendo rayos luminosos. Las dos mujeres que están allí presentes y el niño quedaron profundamente impresionadas y conmovidas por lo que acababan de presenciar.

El cacique se sintió burlado, y enojado quiso quemar la pequeña imagen guardándola entre las pajas del bohío para ejecutar la acción al día siguiente.

El niño observó cuidadosamente el lugar donde el cacique escondía la pequeña imagen y decidió ir a informarle al Señor Juan Sánchez sobre lo sucedido. La esposa de Juan Sánchez se sorprendió al ver al niño quien había recorrido largo trayecto bajo las sombras nocturnas para informar el milagroso acontecimiento. De inmediato Juan Sánchez en compañía de otras personas se dirige hacia el lugar donde vivía el cacique. Al llegar Juan Sánchez y sin ser visto por nadie entró en la choza o bohío y rescató la imagen, la cual estaba en el mismo sitio donde la había puesto el cacique.

De regreso Juan Sánchez colocó la imagen en un altar y no teniendo sino un cabo de vela negra alumbró con ella la imagen. Esta humilde luminaria ardió día y noche sin consumirse, desde las 12 de la medianoche del día domingo hasta el martes por la tarde. Este hecho fue declarado como milagroso pues el pedazo de vela hubiera podido arder a lo sumo media hora y no casi 3 días.

Un domingo del mes de septiembre una serpiente mordió mortalmente al Cacique, éste viéndose al borde de la muerte pidió bautizarse y por una especial gracia de Dios, en ese instante pasaba por el lugar un catequista quien acudió de inmediato a administrarle el santo bautismo.

El cacique recomendó a todos los presentes que acogieran con amor a la bella Señora y que acudieran a recibir el santo bautismo; luego de estas y otras recomendaciones expiró.

En el lugar donde sucedieron estos acontecimientos se construyó un Santuario que lleva por nombre “Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela”.

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